El juego del gato y el ratón
Las novelas del inglés John le Carré han sido desde siempre un imán para los productores, pero en los últimos años sus historias han generado un interés aún mayor tanto en el cine (la excelente El topo, el hombre más buscado) como en la televisión (The Night Manager). Ahora es el turno de este correcto film basado en Un traidor como los nuestros (2010).
Rebautizada para su estreno comercial en las salas de la Argentina como Un traidor entre nosotros, esta película dirigida por Susanna White (realizadora británica de amplia experiencia en la televisión) aborda problemáticas muy vigentes como el lavado de dinero, los paraísos fiscales, la corrupción política y el creciente poder de la mafia rusa.
Como en varios libros de Le Carré, el protagonista es un personaje ordinario que -fruto de las casualidades- atraviesa circunstancias extraordinarias. En este caso, se trata de Perry Makepeace (Ewan McGregor), un profesor de literatura que está de viaje en Marruecos tratando de salvar la relación con su novia Gail Perkins (Naomie Harris). Mientras cenan en un restaurante de precios delirantes, ella sale a atender una llamada profesional y él es abordado por Dima (ese excelente actor que es el sueco Stellan Skarsgård, aquí con un inglés de acento ruso bastante irritante), un millonario que lo invitará a una fiesta a puro lujo (y lujuria). Lo concreto es que este hombre ha lavado demasiado dinero sucio y su vida corre peligro. Para colmo, no tiene mejor idea que darle a Perry un pendrive con valiosa información para que se lo entregue en mano a la inteligencia británica a su regreso a Londres.
La película propone un típico juego del gato y el ratón, pero nunca está demasiado claro quién es quién. Es que la trama se irá complicando cada vez más con la aparición de un agente del MI6 que supervisa el caso (el siempre eficiente Damian Lewis), las internas políticas, los conflictos familiares de los distintos personajes y, claro, la permanente amenaza de la mafia rusa.
Rodada en múltiples locaciones urbanas y montañosas de Francia, Inglaterra, Suiza, Rusia, Finlandia y Marruecos con un sólido aporte del director de fotografía Anthony Dod Mantle (ganador del premio Oscar por Slumdog Millionaire), Un traidor entre nosotros resulta un digno exponente de ese thriller psicológico y de espías que tiene al cine de Alfred Hitchcock como insoslayable referente.
Más allá de algunos derrapes menores en su segunda mitad, Susanna White tiene claro el derrotero y conduce la película con seguridad y a la velocidad justa. Se trata de un viaje que puede carecer de ciertos encantos (McGregor y Skarsgård, sin decepcionar, están lejos de sus mejores trabajos), pero que llega al final en tiempo y forma. Un ejercicio de género que cumple con lo justo.