En Un traidor entre nosotros, una joven pareja se ve envuelta, por accidente, en un peligroso trato entre la mafia rusa y el Servicio Secreto de Inglaterra, entidades en las cuales no pueden confiar.
John le Carré entre nosotros:
Si bien Un traidor entre nosotros es un thriller de espionaje que se deja ver, es poco probable que hubiera llegado a los cines de no estar atado a un nombre tan importante como el de John le Carré. La película es una adaptación de la novela número 22 del célebre novelista británico, y no es la primera vez que una de sus historias se convierte en una producción cinematográfica.
El escritor, quizás uno de los más importantes de la actualidad en materia de espionaje y suspense, fue el autor de The Constant Gardener (2005), con Voldemort (Ralph Fiennes), A Most Wanted Man (2014), con el fallecido Philip Seymour Hoffman y –más actualmente– The Night Manager, una adaptación de la BBC que salió este año, protagonizada por Tom Hiddleston y Hugh Laurie.
Esta no es una mala película, de hecho es bastante “correcta”. Pero no trae nada nuevo a la mesa. Es complicado encontrarle exactamente cuál es el problema con la historia, si es que existe. Simplemente es convencional y predecible. Todo lo que creés que va a suceder, sucede, y de la manera que uno lo espera.
Una amistad fortuita:
El reparto está formado por actores de renombre entre los que destaca Ewan McGregor quien, contrariamente a lo que uno pensaría, es el personaje menos logrado. De por sí la premisa nunca convence porque el guión no da suficientes motivos para que un profesor de literatura quiera convertirse, repentinamente, en agente de espionaje, poniendo en peligro a su mujer y a él mismo.
El resto (Alicia von Rittberg, Damian “Homeland” Lewis, Naomie “Moneypenny” Harris) están bien, pero no resaltan en lo absoluto. Quien destaca, sin duda, es Stellan Skarsgård (Erik Selvig en la franquicia de los Vengadores), y su relación de amistad con el personaje de McGregor es el punto más acertado de esta producción. Los momentos en los que ambos comparten escenas (la última vez había sido en Ángeles y demonios, basada en la novela de Dan Brown) son muy entretenidos.
Un traidor entre nosotros es misteriosa y tensa, pero lenta y poco convincente. El guión se siente tan desbalanceado como crudo. Y creo que es demasiado básico en algunas cuestiones. Por ejemplo: ¿cómo hacemos para mostrar que los mafiosos rusos son verdaderamente malos? Respuesta: los hacemos golpeadores de mujeres. Cosas de este estilo se ven a lo largo de toda la película.
Disfruté bastante de la fotografía (la historia te lleva por lugares fascinantes, desde Marruecos hasta Londres, desde París hasta los Alpes Franceses) pero la cinematografía se abusa del “shaky cam” al punto de tornarse molesto.
Conclusión:
Un traidor entre nosotros no es una cinta de espías deplorable, pero tampoco es Casino Royale. Creo que nunca llega a ser memorable y por eso la vas a olvidar apenas aparezcan los créditos. A pesar de contar con un par de momentos excitantes y bien logrados, el guión es muy tradicional y los personajes nunca se vuelven creíbles.