La película dirigida por Marc Forster (Cometas en el cielo, Descubriendo el país de Nunca Jamás) está basada en la novela de Fredrik Backman. Cuenta la historia de Otto Anderson (Tom Hanks), un anciano que se la pasa refunfuñando por las actitudes de sus vecinos hasta la llegada al vecindario de Marisol (la actriz mexicana Mariana Treviño) con su familia, lo que genera un cambio en su vida.
Al principio de Un viejo gruñón (A Man Call Otto, 2022) hay ciertos momentos de humor negro con los intentos de suicidio fallidos del protagonista y sus actitudes despectivas hacia el resto. Pero la presencia de Hanks convierte al relato en un meloso drama de buenas intenciones con bajada de línea incluida.
Resultan interesantes algunas ideas de la película apodada también El peor vecino del mundo. En primer lugar Otto es un gruñón pero nunca deja de ayudar a sus vecinos cuando estos lo necesitan. Lo hace de mala gana pero los ayuda, siempre. Una actitud que lo convierte en buena persona más allá de sus agresivos modales.
Por otro lado, sus ideas conservadoras (comprar autos marca Ford, saber reparar “cosas”, respetar las normativas sociales) chocan con los hábitos de sus vecinos latinos que manejan autos automáticos y no saben instalar electrodomésticos. Esto no lo hace más “querible” al personaje sino alguien “útil” o “necesario” para los mexicanos. Un buen motivo para relacionarse. Los distintos flashbacks sobre el pasado de Otto (interpretado por el hijo del actor de Capitán Phillips, Truman Hanks) muestran la razón de su “enojo” con la vida, asociada a la pérdida de su esposa.
Quizás el punto de mayor relevancia del film es la consciencia de Otto de que el mundo que alguna vez habitó ya no existe y, desde su mirada tradicional (no usa teléfonos móviles por ejemplo), todo entró en una decadencia insalvable y ya no vale la pena el esfuerzo. Son innumerables las “diferencias” con ese pasado mejor para el protagonista, que va desde los autos, objetos de ferretería que se rompen, actitudes antiéticas del mercado inmobiliario, las nuevas profesiones como periodismo de redes o la risoterapia, entre muchas otras.
En ese mundo cambiante Otto encuentra en la noción de comunidad (compuesta ahora por la familia latina y el chico trans, entre otros), la contención y cariño que parece haber perdido. Y ahí entra Tom Hanks para decir una vez más, que las buenas acciones sociales aún tienen premio.