Un vecino gruñón (A Man Called Otto), es la adaptación estadounidense de la exitosa película sueca de 2015, basada en la novela homónima escrita por Fredrik Backman, con la actuación de Rolf Lassgård (de la serie Wallander). La nueva versión está protagonizada por Tom Hanks, quien encarna a Otto, un hombre viudo y hosco que parece haber olvidado cómo sonreír y ser cortés con sus vecinos.
En el comienzo del filme, cuando lo vemos comprando soga y otros artículos de ferretería en Castor Constructor (una especie de Easy de pueblo), rechazar la ayuda de un diligente vendedor y levantar una protesta porque le están cobrando de más, ya advertimos que es un hombre de principios y códigos que pertenecen a otra época.
Al descubrir que su casa es la muestra exacta de perfección y limpieza exacerbadas al máximo, nos percatamos que no tiene celular, algo impensado en el mundo moderno. Cuando seguimos sus pasos por el vecindario mientras se dedica a chequear que se respeten las reglas de estacionamiento y el contenido de los cestos de reciclado, terminamos de comprobar que está obsesionado por el control.
Un hombre que no encaja
Otto, no encaja en el mundo actual y detesta todo contacto con el exterior. Tanto es así que hasta se molesta con su jefe y los compañeros de la empresa de construcciones donde trabajó porque intentan agasajarlo con motivo de su jubilación.
En imaginativos y sugerentes flashbacks iremos viendo la juventud del protagonista, encarnada por Truman Hanks (hijo de Tom y Rita Wilson), cómo conoció a su futura esposa, llegaron a casarse y fueron felices hasta el acontecimiento trágico que terminó con el fallecimiento de Sonya (Rachel Keller, de las series Fargo y Tokyo Vice).
Pero, como ya se sabe que la vida te quita y te da en proporciones semejantes, cierto día advierte azorado que nuevos vecinos están instalándose en la casa de enfrente.
Se trata de la familia que integran Marisol (Mariana Treviño, la estrella mexicana de la serie Club de Cuervos y la telenovela 100 días para enamorarnos) y su esposo Tommy (Manuel García Rulfo, el actor mexicano de la serie From Dusk till Dawn y la cinta Muerte en el expreso de Oriente) con sus pequeñas hijas Abbie y Luna.
La vitalidad extrema de Marisol y su familia, el júbilo latino, su afecto por el huraño hombre y el gesto de cordialidad al acercarle comida autóctona, entre otras causas, modificarán lentamente los rituales cotidianos de Otto, quién comenzará a darse cuenta de que su vida no está terminada y aún tiene mucho por hacer, en comunión con sus semejantes.
La dirección de Marc Forster (el mismo de Monster's Ball por la que Halle Berry ganó el Oscar, Finding Neverland con Johnny Depp, Quantum of Solace con Daniel Craig y Guerra mundial Z con Brad Pitt) exprime al máximo los resortes de un elenco en el que se destacan Hanks, toda una estrella de Hollywood y Treviño, con su presencia llena de energía.
Por momentos, la historia del hombre que descubre a través de sus semejantes cómo llenar el vacío que produce una pérdida, conserva el perfume de las películas que el mítico Frank Capra rodaba en los cuarenta. Algo que se agradece en tiempos en los que la mayoría de los estrenos son tramas con superhéroes, monstruos de otras galaxias, casas embrujadas o asesinos demoníacos.