Apenas el talento de Helen Mirren en anodina producción
Lasse Hallstrom tiene una larga y muy irregular carrera como director cinematográfico con veintidós largometrajes hasta el presente. A la década del ’90 pertenecen algunos de sus mayores aciertos (“Mi querido intruso”, “¿Quién ama a Gilbert Grape?”, “Las reglas de la vida”). En los últimos años sólo se destaca “Un amor imposible” (“Salmon Fishing in the Yemen”) en el medio de producciones mediocres (“Querido John”, “Un lugar donde refugiarse”, la no estrenada “Hypnotisoren”).
“Un viaje de diez metros” (“The Hundred-Foot Journey”) guarda algunos puntos de contacto con “Chocolate” (año 2000) con la que comparte más de una coincidencia. Así su personaje central vuelve a ser una mujer mayor inglesa (Helen Mirren), que al igual que Judi Dench en “Chocolate” habita en un pequeño pueblo francés. En ambas propuestas la comida tiene un rol central y a la postre (valga el juego de palabras) resultan algo empalagosas y edulcoradas.
En esta oportunidad el tema culinario refiere a la instalación de un restaurant de comida india enfrente del único y muy cotizado restaurant de Madame Mallory (Mirren). Quienes allí se establecen son la familia Kadam, llegada de Mumbai y cuyo padre de familia (el veterano Om Puri) descubre en su hijo Hassan (Manis Dayal) un gran potencial como chef.
La primera mitad del film muestra la rivalidad entre Kadam y Mallory al que ella califica de “terco como una mula”. En algún momento cierta violencia xenofoba con graffitis del tenor de “Francia a los franceses” y un incendio provocado se desatará sobre la familia india. También habrá espacio para el romance entre la joven chef Marguerite (intrascendente Charlotte Le Bon) y su rival Hassan.
Pero ya en la segunda mitad, Mme Mallory le ofrecerá a Hassan trabajar con ella, siendo su objetivo obtener una segunda estrella de la famosa Guía Michelin. El padre del joven se resistirá al principio para luego expresar la frase: “para ganar al enemigo, si no puedes únete” y acceder al pedido de Madame.
Lo que la película nos ofrece en la media hora final de las dos que dura será una serie de convencionalismos que arruinarán el hasta ahí liviano pero al menos auténtico conflicto planteado.
Es casi una regla de oro, entre distribuidores de cine, que las películas donde la comida tiene un rol preponderante serán éxito de boletería. Títulos tan célebres como “La fiesta de Babette”, “Como agua para chocolate” y en cierta medida la reciente “Amor a la carta” (también sobre comida india) lo certifican. En el caso de “Un viaje de diez metros” sólo el talento de la ganadora del Oscar por “La reina” logrará salvar en parte esta anodina producción.