Un viaje en el tiempo: Un viaje que es una pérdida de tiempo.
¡Ay, Disney! Lamentablemente los fallidos se ven en estas adaptaciones que quiere hacer el monopolio que tiene Marvel Studios y la saga Star Wars y, esperamos, que los mismos no se trasladen hacia esas franquicias.
Como principal adjetivo debería decir que esta película NO ES PARA PÚBLICO ADULTO. Ni siquiera para un público púber, sino para niños. Lisa y llanamente podría caber en la categoría telefilm y nadie se daría por enterado de lo desastroso que la experimentada directora Ava DuVernay (“Selma”) intentó hacer con esta novela que, dicen, es “inadaptable” (pero de cuantos libros lo han dicho…).
La historia sigue a Meg Murry (Storm Reid) que, cuatro años atrás, perdió a su padre (Chris Pine) ya que éste era un científico que aseguraba viajar a través del espacio-tiempo con la mente (¿?) y, claro, desapareció de un momento a otro. Nadie sabe que le sucedió, y a esto se le suma el bullying que recibe en el colegio, una madre que no la comprende y un pequeño hermano (¿adoptado?) que es super inteligente llamado Charles Wallace (Deric McCabe), tan insoportable como su nombre mismo.
Misteriosamente, en la casa y sin previo aviso, una noche aparece en la casa de la familia una extraña mujer llamada Sra. Qué (Reese Whiterspoon) que parece no solo haber sido invitada por el pequeño Charles Wallace, sino que directamente es una loca trastornada. A esto se le suma que, al día siguiente, el insoportable pequeño, en un paseo con su hermana y, ahora, el joven Calvin O’Keefe (Levi Miller) que oficiará de “príncipe azul” y que nada tiene que ver con el tremendo personaje que interpreta en la recomendadísima “Better watch out (2016)” porque acá solo sirve para poner “cara de situación”; van a una casa abandonada a hablar con la Sra. Quién (Mindy Kaling), otro personaje perturbador que solo sabe hablar con frases de famosos.
Este hermoso grupete se junta inesperadamente de un momento a otro con el último ser interdimensional-no-se-que-carajos llamado Sra. Cual (Oprah Winfrey) quien vendría a ser la líder de las otras dos y que, en un momento es gigante, y al otro no. Así de simple. Todos juntos irán en busca del padre de Meg, que parece “Tesereó” (Sí, así es el término) tan gloriosamente (¡!) que se fue hasta un lugar de oscuridad del cual no puede salir.
¿Cuál es la situación del “Tesereo” y el Teseracto (que, para que entiendan, es un Hipercubo o un cubo desfasado en el tiempo. Un término aculado por la ciencia para hablar de viajes en el tiempo)? En primer lugar, se usa mal, horriblemente mal, ya que lo que el supuesto mensaje New Age que nos quiere vender Un viaje en el tiempo (que en el original sería “Un pliegue en el tiempo”, pero no hay ni “Viaje” ni “Pliegue” en todo el filme) no llega a entenderse por lo mal editada que está, las elipsis que hacen a la historia parca y aburrida, y finalmente, a un desenlace sumamente edulcorado en el que no cuaja nada.
No digo que la idea sea mala. Ni siquiera negaría que Disney, o estas grandes corporaciones, últimamente nos están preparando para algo que todavía no llegamos a entender y que se desencadenará pronto. Pero Un viaje en el tiempo tiene tantos huecos que lo de “vibrar y conectarse con el prójimo a una misma frecuencia” no se llega a entender. No se entiende quién ni qué hace Charles Wallace ahí. No se entiende que la niña mala que hace bullying de repente se hace buena. No se entiende por qué al entrar a un lugar oscuro está todo iluminado. No se entiende nada y aburre. Next.