La novela de Madeleine L'Engle es trasladada a la pantalla grande por la directora Ava DuVernay -primera afro-americana en ser nominada al Oscar a la "mejor película" por Selma- en esta apuesta arriesgada teniendo en cuenta rico material para adolescentes con el que se contaba, aunque los resultados son dispares.
Un viaje en el tiempodesaprovecha el sobrecargado aspecto visual -con chromas y estallido de colores- para contar una historia de autodescubrimiento, dolor y pérdida. La joven Meg -Storm Reid en un buen desempeño-, su pequeño hermano Charles Wallace -Deric Mc Cabe, otras de las revelaciones del filme- y su amigo Calvin -Levi Miller- se sumergen en una travesía hacia la recomposición familiar cuando su padre Alex Murray -Chris Pine-, un brillantes científico de la NASA desaparece de forma misteriosa al investigar la forma de viajar a través de una quinta dimensión.
Con la ayuda de tres guías espirituales -Oprah Winfrey, Reese Witherspoon y Mindy Kaling-, Meg se encamina hacia una travesía que la aleja de las burlas de sus compañeros de colegio no sin enfrentar varios obstáculos en su camino.
El guión de Jennifer Lee y Jeff Stockwe resulta desparejo y busca potenciarse emocionalmente a través de las canciones y los temas de Demi Lovato y DJ Khaled, en una historia que funciona a medias y resulta empalagoso en buena parte de sus diálogos, con sus ingenuas presencias celestiales y su mensaje aleccionador e integracionista.
La tormenta que arrastra a los jóvenes dentro un árbol o el Charles Wallace transformado por el Mal, no logran generar la tensión adecuada y se convierten en islas dentro de un policromátrico juego en los confines del universo.