Lo que lamentablemente me molesta de este estilo de películas basadas en la vida real y usando nombres verdaderos, son las licencias que se toman, ya que en este film hay muchísimas cosas que no son verdad. Cuando Benjamín compra el zoológico no es viudo: su esposa no sólo participó en la compra, sino que llegó a vivir en ese mismo lugar y más tarde...