Un tigre en el medio del océano
Historia de supervivencia sobre un chico y un tigre varados en el medio del océano pacífico. Un colorido relato con grandes pasajes donde el peligro o la fantasía se manifiestan de manera poderosa, pero que por momentos pierde el hilo conductor volviéndose algo densa. Una película ambivalente que continuamente va de una gran escena a otra no del todo lograda y a pesar de a veces desviarse en banalidades, termina construyendo una trama sumamente disfrutable.
Aunque la película transcurre casi íntegramente en la balsa con el chico junto al tigre, el inicio de la trama es posiblemente lo mejor de toda la cinta. Esos momentos en india, donde se puede ver al joven Pi crecer, narran con gran encanto la vida de un joven normal, quien después de todo no es tan normal ya que práctica tres religiones a la vez, y como aquel naufragio pudo haberlo agarrado desprevenido, pero fueron las enseñanzas de su padre las cuales en cierta medida le dieron las armas para afrontar semejante desafío. Aquí la trama fluye con gran naturalidad y simpatía creando la identificación del espectador con PI y dejando el terreno listo para que la verdadera trama comience.
Una historia que empieza con el impresionante hundimiento del barco seguido inmediatamente de la agobiante escalada de violencia dentro del bote salvavidas donde Pi enfrenta a la naturaleza en su expresión más terrorífica. La aparición sorpresa del tigre saltando ferozmente hacia el espectador, deja bien en claro el extremo grado de peligrosidad de la situación. Un panorama que lamentablemente a medida que el peligro va bajando y el tigre empieza a domesticarse va perdiendo toda clase de intriga o tensión. La película no logra salir de la anécdota de la convivencia con el tigre y cuando este dilema se resuelve, la trama ya no tiene sustento y el interés del espectador va mermando con notoria rapidez.
Incluso al final de la historia se empieza a cuestionar la veracidad de los sucesos y la religión comienza a tener cada vez más participación. Una metáfora la cual tiene mucho peso dramático si solo se toma en cuenta la anécdota de manera muy global, pero cuando se entra en los detalles hay demasiadas incongruencias para que la trama avale tal conexión. Incluso la idea de que la realidad del relato sea tan expresamente cuestionada por los propios personajes de la película le juega en contra, ya que en vez de mistificar la aventura, termina exponiendo la presencia del narrador transformando toda la experiencia fantástica en algo terriblemente artificial.