Ante la adversidad, arte
Ésta es la historia de un naufragio. Pero antes es la historia de un exilio. Y antes que eso es la historia de un muchacho hindú hijo de padres progresistas y vegetarianos, que siempre, desde chico, creyó en la trascendencia.
Es la historia de Pi, contada por él mismo. Su infancia, su adolescencia, y el trágico viaje que lo condenó a un bote en medio del océano con una única compañía, bastante particular.
Es algo difícil explicar lo que se va a ver. Es fácil hablar de magia en este relato, pero las cinco letras de la palabra no dicen mucho en comparación con lo que la película es en realidad. Y es que Ang Lee decidió contar la historia de Pi desde la belleza. Para esta narración, cargada de angustias y tensiones, Ang Lee se apoya en las herramientas visuales de su medio, el cine, y no sólo cuenta una historia: la muestra.
Con un concepto visual absolutamente pictórico, pero aprovechando las nuevas tecnologías como el 3D y los efectos especiales, Ang Lee logra un relato poético, con un trasfondo místico, aunque no del todo religioso. Con pinceladas de humor, momentos de angustia, el ritmo está manejado armoniosamente para que la atención del espectador no decaiga. Como el remanso que sigue a la corriente, las escenas de mayor tensión se van intercalando con otras de tranquilidad, y de este modo una película que transcurre mayoritariamente en alta mar, con apenas un jovencito y un tigre, no cansa ni aburre, sino que atrapa y contagia las emociones.
No hay figuras muy conocidas, pero las actuaciones son muy buenas, sobre todo la del Pi adolescente (Suraj Sharma), que interpreta con gran naturalidad los intercambios con el tigre a quien teme por un lado, pero que a su vez funciona como motor que lo impulsa a la supervivencia.
Una aventura extraordinaria maravilla, sorprende y deleita la vista, al mismo tiempo que, para quien lo quiera rescatar (no está planteado como doctrina), deja un mensaje algo más trascendental. No es muy habitual ver productos que aprovechen tanto, y recuerden tan fielmente, que el cine se trata de imágenes, no sólo de historias. Ang Lee supo hacer arte con su película, y eso es algo que se disfruta, de principio a fin.