Del pasado, al presente y el futuro, Una aventura simple construye un relato atípico que por momentos se desinfla y en otros repunta.
La historia sigue a María, es el 2021, que pasa gran parte del tiempo viviendo con otros jóvenes. “Recreando” un lenguaje con los árboles, bailando y charlando. El conflicto comienza cuando se entera que está vivo su padre, un arqueólogo obsesionado con una figura que encontró hace 30 años y que todavía sigue perdido en el Amazonas . María junto a un amigo se dirigen hacia allí.
Encontrarse con esta película puede ser un desafío para más de uno ya que gran parte de la estructura del film es irregular.
Mientras que en la primera parte los chicos experimentan una vida sin rumbo, recién entrado el desarrollo del segundo acto es que la “aventura” comienza a tomar forma. Este paso de un ritmo lento a un violento robo filmado con un travelling, terminando en un archivo de observación del Amazonas, puede ser desconcertante.
El punto más interesante del film es el choque entre el pasado y el presente. Los comienzos de la humanidad y sus leyendas en contracara con la monotonía y desapego de la modernidad. También hay un paralelismo en la búsqueda de los orígenes, yendo de algo general (como es el estudio de las viejas civilizaciones) a algo más personal e individual (como el reencuentro de un padre perdido).
Hay algunas cuestiones con respecto a la credibilidad del film dentro de la ficción. Adentrarse en el Amazonas sin ningún guía o protección, resta peso, salvo que su intención fuera la de construir intencionalmente un inverosímil.