“Cambié el bajo por la cámara” cuenta Marilina Giménez sobre su banda Yilet que formó en 2009. Desde ese registro autobiográfico, Una Banda de Chicas, reconstruye su historia y se pregunta por el rol de la mujer en la música local.
Varias virtudes tiene este documental. Más allá del interés o gusto musical de cada uno, la película tiene un retrato poderoso y auténtico del mundo de las bandas de chicas, sin intentar armar un agenda políticamente correcta, sino mostrando lo que tiene adelante y punto. Si el film tiene contenido político no es por especulación, sino por honestidad con lo que tiene delante.
Pero tal vez la virtud que hace la diferencia son algunos hallazgos estéticos exquisitos, como el plano secuencia nocturno que pasa de una pelea a seguir a las chicas caminando por la calle. Momento cinematográfico puro que le da a la película una calidad absoluta.