Bienvenidos al primer mundo
Luego de la sangrienta guerra civil de Sudán , que comenzó en 1983, muchos niños quedaron huérfanos y se vieron obligados a huir a pie hacia países vecinos donde pudieron refugiarse en campos. Su recorrido fue de más de mil kilómetros, y casi la mitad de ellos murieron durante el camino. A estos jóvenes se los conoció como "los niños perdidos de Sudán".
Basada en estos terribles hechos, la película narra la historia de cuatro hermanos que luego de pasar trece años en un campo de refugiados, logran a través de la ayuda de varias organizaciones ingresar a los Estados Unidos.
Uno de los requisitos es que, una vez allí, consigan trabajo para poder pagar los pasajes de avión con los que han llegado; para eso contarán con Carrie (Reese Witherspoon), una trabajadora social que sabe poco y nada sobre su situación, pero que pondrá toda su energía en ayudarlos, y será el nexo entre ellos y ese nuevo mundo en el que deberán vivir de ahora en más.
La película comienza con imágenes de África y narra sin golpes bajos, pero sin escatimar detalles, la travesía de los hermanos hasta que logran ponerse a salvo. Las imágenes de su tierra, sus raíces y su cultura, acompañarán toda la película como flashbacks, que más allá de datos históricos, muestran los lazos que los hermanos han construido, y como vivieron su infancia.
El choque cultural, como es de esperarse, es enorme; no solo porque nunca vieron un teléfono, sino porque no pueden comprender la idiosincrasia del lugar. Es inentendible para alguien que ha pasado hambre durante tanto tiempo ver que en un supermercado tiren comida a la basura todos los días, o que en un trabajo les pidan que les sonrían a los clientes, porque sí.
Si bien el tema central de la historia es durísimo, la película lo suaviza bastante, basándose más que nada en la difícil adaptación de los hermanos en el primer mundo, y cómo se esfuerzan por mantener sus raíces en una sociedad tan diferente a la suya. Si bien se hacen referencias a las complicaciones burocráticas que enfrentan los refugiados, la película no hace ninguna reflexión política, ninguna crítica a la posición de los Estados Unidos en cuanto a política internacional y evita el tema del racismo, lo cual es bastante extraño teniendo en cuenta algunas (malas) costumbres del gran país del norte.
Aún así, la película funciona -aunque la mayoría del tiempo es más una comedia emotiva que un drama- y en parte es gracias a la actuación de la siempre efectiva Reese Witherspoon, que construye a una mujer con un gran sentido práctico, que luchará contra viento y marea para ayudar a estos hermanos, y para que logren adaptarse a un país donde no hay que enfrentarse a leones, pero hay que aprender a mentir para lograr algunas cosas.