La comedia de la semana es Una buena receta, en la que conocemos al chef Adam Jones, un profesional de la cocina que por culpa de su carácter y algunos problemas personales ha perdido su prestigio. Ahora dispuesto a todo por obtener el reconocimiento internacional, abre junto a su equipo un restaurante con la meta de conseguir las tres preciadas estrellas Michelin. Bradley Cooper encarna de taquito el papel de cocinero verborrágico, sarcástico y seductor, una interpretación con pocos matices, nada empática, acorde a una historia edulcorada, políticamente correcta, pequeña pero pretenciosa, que nunca logra generar interés. Es que todo aquí parece ser declamado, explicado por los intérpretes, un guión liviano plagado de "slogans" y lugares comunes. El arte culinario siempre ha sido atractivo a la hora de contar historias, hay vastos ejemplos en la historia del séptimo arte, algunos de ellos de enorme calidad y belleza; está claro que Una buena receta no pertenece a este grupo.