Un anciano solitario entabla una relación con una joven mujer embarazada y le da cobijo en su hogar despertando las dudas y sospechas de su hija. Estreno en salas.
Una historia familiar, generacional y social se cuenta en UNA CASA LEJOS, la opera prima de ficción de Bottero (directora del documental LA LLUVIA ES TAMBIEN NO VERTE), que se centra en las experiencias de tres personajes muy distintos entre sí y con relaciones interpersonales también muy diferentes. La protagonista es Graciela (Stella Galazzi), una mujer que trabaja como docente y cuyo sueño, tras jubilarse, es irse a vivir –como dice el título– lejos de la ciudad y de su caos cotidiano. Está separada, no tiene hijos y la única relación que mantiene es con su padre, Rodo (Carlos Rivkin), un hombre muy mayor y con algunos problemas de salud, con el que no se lleva del todo bien. En algún punto, la supervivencia de ese hombre pareciera ser un impedimento para ese cambio de vida.
Pero la situación de volverá todavía más enrarecida cuando descubra que el padre le está dando cobijo, en su casa, a una tal Sabrina (Valeria Correa), una chica embarazada que vive prácticamente en la calle y que está sin dinero y rodeada de problemas. Para Graciela la situación es doblemente frustrante, ya que además de complicarle los planes, ella sospecha que la chica se está aprovechando de su anciano progenitor. Y, a su manera, se dedicará a tratar de frustrar esa relación, enredándose finalmente más de lo que imaginaba en la suerte de ambos, especialmente en los vaivenes personales de la chica y su embarazo.
UNA CASA LEJOS cuenta una historia de tres personas que se sienten solas, que de alguna u otra manera han sido abandonados o han ido abandonando a los otros –por la edad o por la situación económica–, y que se encuentran en un momento de sus vidas en que esas soledades terminan chocándose, con los reparos iniciales que eso usualmente genera. Se trata de un relato pequeño, sincero y humanista, bien interpretado por su trío protagónico y con una puesta en escena justa y sencilla. Es una historia que quizás no sorprenda demasiado en su desarrollo pero que presenta una serie de situaciones muy reconocibles y que propone un recorrido que va de la obsesión personal hacia la solidaridad y la empatía por el otro, temáticas que en estos tiempos se sienten más urgentes que nunca.