Una casa lejos

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

La cámara permanece en el umbral de una puerta abierta. Ese límite y la distancia desde donde se observa el interior, denota la discreción de una mirada que muestra, sin intromisión, la vida de tres seres solitarios y frágiles en busca de reconstruir quienes son.

Una casa lejos, segundo largometraje de Mayra Bottero, luego del documental La lluvia es también no verte (2015), nos ofrece una historia de ficción que habla sobre los vínculos, el paso de los años, las carencias y cómo puede construirse una familia.

Graciela (Stella Gallazzi) está a punto de jubilarse como profesora, tras una larga trayectoria en la comunidad educativa. Con sus ahorros desea irse a vivir a una casa cerca del río, lejos de la ciudad y comenzar de nuevo. Mientras transita el proceso de despedida y final de ciclo, deberá lidiar con la relación conflictiva que mantiene con su padre Rodo (Carlos Rivkin). Ya mayor y débil de salud, vive solo en su departamento al que invita a una joven llamada Sabrina (Valeria Correa), que vive en situación de calle y está embaraza. Esa relación, que oculta a su hija, pronto será descubierta al notar ciertos cambios en la casa. El conflicto saldrá a luz entre los vecinos del edificio y, ante ese panorama, Graciela ayuda a su padre, enfrenta a la joven y olvida sus deseos. Sin embargo, una nueva situación llevará a los tres a formar un vínculo tan impensado como necesario en esa etapa de sus vidas.

Cada personaje carga con sus propios conflictos y carencias. Mientras Graciela intenta un nuevo rumbo en su vida, su padre lidia con la soledad en la vejez, hallando en Sabrina y en el bebé que está por nacer una motivación para sus días; al tiempo que la joven encuentra una muestra de solidaridad y refugio ante el desamparo que siempre vivió. Las debilidades que tienen en común, los volverá más solidarios, así lo demuestran sus actos y la mirada puesta en el otro, como una forma de completarse.

La fluidez narrativa con la que se unen las acciones permite encadenar los hechos manteniendo la tensión dramática. Una tensión que encuentra el equilibro en algunas situaciones que descomprimen y le otorgan calidez: armar la cuna y el cuarto con juguetes; plantar un árbol que pertenecía al colegio; reencontrarse con ex alumnos; llevar a Sabrina a comer al bar. El realismo y la cercanía con la que Bottero transmite la historia, se refuerza con las destacadas interpretaciones de Stella Gallazi y del recientemente fallecido Carlos Rivkin.

“Quisiera que la película sea para los y las espectadores un lugar de encuentro; señala su realizadora. Un encuentro con el placer de percibir un cuento, con el ritual del cine, y con la necesidad imperiosa de ser comunidad”.

Con gran sensibilidad, Mayra Bottero rescata los pequeños actos que nos ayudan a reconstruirnos, dando lugar al valor de los afectos como a la construcción de la familia que vamos formando en el camino. Y en esa línea, hay puntos en común que también reivindica en su primer película.

Sujeta al tiempo que transitamos, el contexto de la pandemia y la necesidad de potenciar los vínculos, también forman parte de la lectura que nos invita hacer Una casa Lejos.

UNA CASA LEJOS
Una casa lejos. Argentina, 2021.
Dirección y guion: Mayra Bottero. Intérpretes: Stella Galazzi, Carlos Rivkin, Valeria Correa, Alicia Muxo. Fotografía: Martín Benchimol. Montaje: Valeria Racioppi. Dirección de Sonido: Sofía Straface. Música: Rocio Bottero, Axel Noguera, Juan Pablo Sosa. Duración: 77 minutos.