Revelándose como una pequeña gran historia que nos narra un vínculo familiar conflictivo entre padre e hija, “Una Casa Lejos” representa el debut de Mayra Bottero en el terreno ficcional, colocando la duda sobre la supuesta maldad inherente en el ser humano y nuestra siempre superadora capacidad de desconfiar de todo semejante, incluso sensibilizado el juicio de valor por el vínculo cercano. ¿Creeremos en las buenas intenciones de su protagonista principal? ¿O es que este hombre de la tercera edad persigue otras motivaciones sobre la joven a quien protege? En las relaciones interpersonales que narra y la motivación argumental central, favorece al resultado final del film el verosímil de una historia que se atañe a un realismo que no apela a ciertos relatos de dolor ya transitados por nuestro cine. Su autora nos deja en claro que la fuerza movilizadora de todo sentimiento genuinamente altruista resulta, a la postre, el principal motor de este ejercicio audiovisual.
Un elenco de profesionales desconocidos al mainstream, provenientes del teatro independiente y la publicidad para TV, dan vida a esta inteligente formulación sobre el concepto de solidaridad, una fábula familiar hábil para trabajar el equilibrio dramático en la soledad intrínseca que habita a sus seres, así como la emoción exacerbada que requiere el melodrama, un género a veces subestimado pero siempre efectivo. El arco dramático de la historia escapa de los lugares comunes mientras nos visibiliza a personajes que dudan y se encuentran unos a otros; desnudando su esencia de íntegra nobleza. Solventada en la abundancia de diálogos y acompañada por una cámara que prefiere utilizar planos largos, “Una Casa Lejos” contrapone sueños de liberación y poco agradables descubrimientos a buenas intenciones ocultas y secretos planes que saldrán a la luz.