Miren quien los mira
Sin ser cinéfila, esta rara comedia argentina se vale de la figura del voyeur para explotarla no sólo desde la concepción del observador observado con un guiño al espectador que desde su rol pasivo observa la película, sino como elemento unificador de las historias que se cruzan en un relato cuyo núcleo central se presenta de manera fragmentada.
El ir y venir en el tiempo hace del mecanismo de la anticipación y el cumplimiento algo misterioso más que la afirmación de los hechos que suceden, y la idea de introducir mini relatos como otro cuerpo narrativo es utilizada no caprichosamente sino funcional a la historia principal, que involucra a la “espiada”, a quien la espía en un primer plano y al entorno que atraviesa esa dialéctica no siempre equilibrada con una fuerte presencia.
Y todo ese cóctel de recursos cinematográficos como por ejemplo el fuera de campo o los cruces de historias, lejos de empalagar seducen por su sabor a película argentina que puede hacer reír desde lo más sencillo del gag hasta las nuevas modas de las redes sociales, un nuevo paradigma para voyeuristas que jamás se definirán como tales. Descubrimiento de una niña actriz capaz de hacer reír como generar tensión en un segundo, y sin perder el eje de su tierno y siniestro personaje: Lola Ahumada.