Western vampírico
Dentro de una cartelera demasiado homogénea en cuanto estética mainstream, Una chica regresa a casa sola de noche de Ana Lily Amirpour -vista el año pasado en el BAFICI- resulta una luminaria sumamente exótica. El film ha sido presentado como un “western spaghetti vampiro iraní”, pero resulta en verdad una etiqueta ambigua y poco clara, porque la directora demuestra con su ópera prima que es dueña de una voz novedosa que trasciende a etiquetas rimbombantes.
Una chica regresa a casa sola de noche está ambientada en la ciudad iraní de Bad City, en la que puede pasar cualquier cosa. En medio de un abanico de personajes marginales, una joven mujer vampiro vaga buscando alimentarse, combatiendo con su beso mortal la misoginia, hasta que una de sus víctimas demuestra ser más sensible que el resto. Hablado en farsi y realizado en un atmosférico blanco y negro, este film parece un western vampírico al que se le ha sumado un romance teñido de sangre.
Amirpour recurre a un expresivo blanco y negro, que en sus sombras y encuadres encierra algunos planos memorables que le aportan el tono neo noir que busca. Esta apuesta estética, sumada a ralentis hipnóticos y una banda sonora cool, generan climas que envuelven las carencias de una trama demasiado dispersa pero que, en su desenlace, termina atando cabos y dando un tono romántico que la narración construye inteligentemente.