Hay un gorrión adoptado por una cigüeña. Por supuesto, crece convencido de ser otra cigüeña y desea hacer como todas: migrar. Pero claro que no puede, aunque un par de amigos lo ayudan para que lo logre. Sí, claro que no es una gran genialidad el punto de partida pero no hace falta tampoco: a diferencia de mucha animación “de marca”, esta pequeña y ágil película noruega tiene un hermoso diseño, siempre funcional, una serie de gags que funcionan bien y, aunque lastra su trama la necesidad aleccionadora, no se pasa de literalidad, sino que mantiene en vuelo a los personajes y construyendo la aventura secuencia a secuencia. En el balance, hay algunos momentos de poesía abstracta, puro efecto del diseño de personajes, que pertenecen con nobleza a la tradición “Disney” del género, con toda la expresión en los ojos.