Bello film a la medida de Jeanne Moreau
Es una enorme lástima que esta pequeña pieza sentimental, lindamente interpretada, se haya estrenado prácticamente sin difusión, para colmo en un día muy poco propicio. Jeanne Moreau está justa, en un personaje ideal para ella, gran dama del cine francés, y Laine MTMgi es una revelación en estos lares, una actriz en la madurez de su oficio, que maneja con fina sutileza, y que quién sabe si podremos verla alguna otra vuelta. Esta es la única película que hizo fuera de su país, Estonia.
Lo mismo, el autor, Ilmar Raag. Es gente de su casa. Pero acá se hacía necesario salir al exterior. La anécdota parte de un episodio familiar. Años atrás, la madre de Raag quedó viuda y bajoneada. Alguien le propuso que vaya a cuidar a una connacional viejita, que vivía en Paris. Volvió cambiada, hecha casi una lady. ¿Qué habría pasado? Aquí el autor imagina la posible evolución de una estoniana en esas circunstancias. Una señora de mediana edad, llevada a cuidar a una vieja con cierto estilo. Pero con un tremendo carácter, odiosa full time. Y ya tan alejada de su tierra, que ni se molesta en recordar el idioma (buena justificación para poner a doña Moreau encabezando el reparto).
Lo que viene a partir de ahí, ya puede imaginarse: fuerza, aceptación, paciencia, insistencia, lento acercamiento, hasta que la odiosa y su empleada terminen paseando del brazo por Paris, y el público sonría satisfecho, habiendo accedido, de paso, a ciertas apreciaciones sobre dolores y rencores de la emigración, historia europea, tratamiento de la tercera edad, casi cuarta, y revitalización femenina, dentro de lo que cabe. Lo dicho, una pequeña pieza sentimental, que merecía mejor estreno.