Alimentándose de la necesidad
La película trata sobre la lucha de una mujer para convertirse en madre. Malena viaja a Misiones para cumplir su sueño. Gracias a las interpretaciones, al ensamble perfecto entre drama intimista, thriller y crítica, el film es uno de los largometrajes del año.
El anhelo y la imposibilidad de ser padres es uno de los grandes conflictos que viven muchas personas en todo el mundo. En nuestro país, por cuestiones burocráticas o económicas, las chances de tener un hijo o adoptarlo se acotan mucho más, y algunas personas recurren a métodos ilegales y peligrosos para conseguirlo.
Esa es la premisa de “Una especie de familia”, en la que una mujer desesperada, Malena (Bárbara Lennie), viaja en su automóvil mil kilómetros para ver a Marcela (Yanina Ávila), quien va a dar a luz un bebé que ella va a adoptar.
Si bien Malena está separada de su pareja, Mariano (Claudio Tolcachir), y el plan había quedado trunco, un impulso la lleva a Misiones para cumplir su sueño de convertirse en madre.
El Dr. Costas (Daniel Aráoz) oficiará de intermediario para lograr que cada uno obtenga lo que necesita, y aunque todo comienza como una negociación de intereses, para Malena se transformará en una carrera de obstáculos que no piensa perder.
Motivos para elogiar
Diego Lerman, su director, nos mete directamente en lo profundo del alma de Malena, pero equilibradamente sabe cuándo retirarse, para no forjar un juicio sobre ella ni sobre lo que sucede en la historia. El cineasta está más interesado en exponer la realidad con el mero hecho de retratar, poner el tema sobre la mesa, y que el espectador haga el resto.
De todas formas, sabe inmiscuirse en los sentimientos y llevarlos al extremo, y que la historia nunca parezca inverosímil. La construcción del filme se erige sobre la crítica de una problemática actual, pero con una estética de thriller en gran parte del metraje.
También existen muchos elementos dramáticos, todos a cargo de Bárbara Lennie, que es la gran protagonista del filme no sólo por la cantidad de escenas sino por su capacidad de comerse la pantalla con su performance. En los tonos secundarios, es destacable la aparición de villanos que no lo parecen (un gran logro) por estar dentro de un sistema corrupto que los cobija y se alimenta de la necesidad a niveles extremos.
Tanto por las interpretaciones como por el ensamble perfecto entre drama intimista, thriller y crítica, “Una especie de familia”, que participó de la selección oficial del festival de San Sebastián, es uno de los largometrajes del año.