En su nueva película, Diego Lerman vuelve a abordar el tema de la familia pero, así como en Refugiado era la deconstrucción de la misma, en Una especie de Familia es la posible construcción de una nueva.
Malena (Bárbara Lennie) es una médica porteña que viaja a Misiones para terminar los trámites de una adopción, con la cual su ex pareja (Claudio Tolcachir) no está muy de acuerdo. Allí está Marcela (Yanina Avila) a punto de dar a luz el bebe que dará en adopción mediante el nexo que realiza el doctor Costas (Daniel Aráoz).
Visualmente Lerman nos tiene acostumbrados a que sus películas son, en esencia, puro cine. Cada plano, cada sonido, cada momento de Una especie de familia, está cuidado al detalle
Nosotros, como espectadores, viajamos no sólo físicamente a Misiones sino también emocionalmente con Malena. Con sus dudas, con sus límites que, continuamente, está dispuesta a cruzar.
Bárbara Lennie tiene sobre ella todo el peso de la película y pareciera no sentirlo dando una de las mejores actuaciones que se le haya visto. Pero el fuerte en Una especie de familia no está sólo en que la protagonista se luce, si no en que Aráoz interpreta de gran manera a este médico ambiguo, siempre llevándonos a dudar de sus intenciones, y tenemos a Avila, una actriz no profesional, sin experiencia en el medio, que cualquiera podría confundir con una actriz de trayectoria, con muchas cualidades y con escenas junto a Lennie que cortan el aire por la tensión y precisión con que son contadas e interpretadas.
Lerman acierta en no hacer una película panfletaria ni de denuncia, sino en contar una historia y que a partir de ella se disparen muchas preguntas sobre la adopción en nuestro país.