Ridiculez al por mayor
En las comedias románticas se suelen tolerar los lugares comunes y las fórmulas repetidas porque son parte de ese contrato implícito del espectador con el género. Pero sobre todo se espera permanecer por una hora y media atrapado por los juegos del amor y por el costado gracioso de este. Una esposa de mentira (Just go with it, 2011) parece haber olvidado esta premisa elemental y el disparate se hace parte estructural del film, haciendo de los personajes seres ridículos.
Danny Maccabee (Adam Sandler) es un cirujano plástico que al comenzar el film nos relata su desdichado casamiento y divorcio ocurrido años atrás. La ganancia de ese fracaso fue la ventaja que le proporcionó con las mujeres usar el anillo de boda y su actuación de hombre sufrido en cada oportunidad de seducción. Sorpresivamente conoce y queda deslumbrado con Palmer (Brooklyn Decker), una joven y atractiva maestra de escuela, quien al descubrir su anillo lo considera un mentiroso. La condición de ella para creer que se divorciará es conocer a su mujer. Danny le propone a Katherine (Jennifer Aniston), su asistente en el consultorio, que tome ese papel frente a Palmer y así conquistar definitivamente su corazón. Esta situación, sin embargo, se extiende y complica más de lo esperado haciendo peligrar su plan inicial.
Una esposa de mentira tiene un guión tan endeble como la química entre Jennifer Aniston y Adam Sandler. Existe un elemento esencial que debe poseer el guión y es la excusa para que se desarrolle la comedia entre los protagonistas. Esa excusa debe sostener casi toda la trama: hombre conoce a mujer (o viceversa) pero algo le impide estar con ella o él. Ese algo es la excusa y motor del conflicto principal y a partir de ahí se sostiene todo el sentido de las acciones venideras. La rubia que, en teoría, conquista el corazón de Danny y por la cual se desarrolla toda la trama aparece aquí como insignificante, se la representa como tonta e insulsa, y no parece valer el esfuerzo descomunal del protagonista, o sea, toda la película. Esto nos lleva a pensar que entonces son Katherine y Danny los que deberían terminar juntos, pero ni desde la dirección ni desde el guión se sugiere este vínculo como algo deseable para el espectador y, por eso, nada en este film funciona.
Sería positivo argumentar que a pesar de una trama insostenible la película se luce desde los diálogos o bien con los personajes secundarios. Pero esto tampoco sucede porque el humor que se implementó es naif, burdo, repetido, predecible y aburrido como la historia en general. Los comediantes principales están desaprovechados y deslucidos, la trama aparece como algo tan lejano de la vida real que diluye cualquier identificación y el film termina fracasando a pesar de enmarcarse en un género de gran popularidad del cual parece imposible no salir aireoso.