“Una esposa de mentira”: floja comedia de enredos
Por más boba que sea una comedia boba, debe partir de un planteo que el espectador pueda tomar en serio. Lamentablemente esto no ocurre con esta nueva película de Adam Sandler, quien por momentos intenta salir del estilo farsesco habitual para situarse dentro del romance. El asunto es que Sandler es un cirujano plástico que desarrolla una subita obsesión por una chica mucho menor que él (la bella Brooklyn Decker), y por algún motivo difícil de establecer, le dice una mentria: que está casado pero a punto de divorciarse, algo absurdo teniendo en cuenta que el hombre es soltero.
A partir de este flojo inicio vienen las inevitables coartadas que hay que llenar, empezando por la esposa de mentira a la que se refiere el título, que no es otra que Jennifer Aniston, toda una señal de película en problemas, aunque aquí no está tan mal como otras veces en el rol de la asistente y recepcionista del protagonista que acepta la desubicada tarea de posar como su futura ex esposa. Luego hay que inventar falsos chicos, falsa causal de divorcio, y todo lo demás que viene con la mentirilla inicial (que de hecho estaba mejor planteada en el film ooriginal del que éste es un mal clon, «Flor de cactus»).
El asunto es que finalmente el espectador asiste a una serie de gags medianos con Adam Sandler y Jennifer Aniston en Hawai, todo filmado en piloto automático por un viejo colaborador del cómico, el director Dennis Dugan (el de «Big Daddy»), y si bien para el público femenino queda la ilusión de que el amor verdadero puede llegar con toda esta sarta de mentiras, para el público masculino hay algo más concreto: Brooklyn Decker ligera de ropas toda la película.