Si bien el argumento resulta artificioso, la comedia tiene la habilidad de presentar personajes creíbles. Además de ser una sarcástica reflexión sobre las responsabilidades y la paternidad, es un filme que resulta entretenido, con momentos de humor muy logrados, que se enmarca dentro de la añorada comedia blanca, sin apelar al golpe bajo ni la escatología, tan de moda en las nuevas películas humorísticas americanas VINCE VAUGHN cumple con creces su papel, dotándolo de sarcasmo pero también de ternura. Sin embargo quien se lleva las palmas es CHRIS PRATT, quien encarna al mejor amigo del protagonista y a quien le toca en suerte, los momentos más descojonantes del filme.
Sin ser una maravilla, cumple y dignifica su género.