La idea (padre) era buena
Vince Vaughn donó en su juventud semen a un banco de esperma, y ahora quiere conocer a sus hijos.
La idea madre (padre, en realidad) es buena. Tan buena que en la Argentina, hace dos años, se hizo una miniserie, El donante, inspirada en la misma trama: un hombre que en su juventud se ganó unos mangos donando semen a un banco de esperma descubre, veinte años más tarde, que tiene una multitud de hijos porque la empresa hizo uso y abuso de sus fluidos. Exactamente 533, de los cuales 142 recurren a la Justicia para conocer la identidad del prolífico -y anónimo- donante.
Una familia numerosa (Delivery Man en el original) es una remake de la canadiense Starbuck -hablada en francés-, con la particularidad de que la versión estadounidense estuvo a cargo del mismo director de la original, Ken Scott. Aquí el protagonista es Vince Vaughn, que, carisma mediante, cumple bien su papel de desastre querible, lo mismo que Chris Pratt, que hace del amigo gamba que intenta sacarlo del lío en que está metido.
Los chispeantes diálogos entre ellos son lo más rescatable de una película que empieza a derrapar cuando se toma en serio su delirante punto de partida. El protagonista no puede resistir la curiosidad y quiere conocer a esos 142 jóvenes; los va visitando sin darse a conocer y se transforma en un hada madrina que los ayuda desde las sombras (a todo esto, las madres biológicas y los padres adoptivos no aparecen por ningún lado).
Así, la trama se va alejando de la comedia y se acerca a la búsqueda de las lágrimas de emoción. Todo se va poniendo cada vez más sensiblero, tendencia que alcanza su cúspide cuando el fertilísimo hombre tiende su infinito amor a un chico discapacitado.
En el camino, entre chistes no demasiado graciosos y un crescendo de gestos conmovedores, hay algunas reflexiones sobre la paternidad, la responsabilidad que implica traer un niño al mundo y más etcéteras, con la políticamente correcta conclusión de que lo mejor, siempre, es apostar a la vida.