Todos son mis hijos
Una familia numerosa es la historia de un hombre que dona su esperma y descubre, años después, que tiene cientos de hijos.
Si un filme abre con la banda The Strokes de fondo, instala la esperanza de estar frente a una comedia que funcione como una inyección de juventud en el género. Sin embargo, esto no es lo que sucede con Una familia numerosa, una remake demasiado idéntica a la predecesora Starbuck. En las dos películas, el mismo director decide contar la historia de David Wozniak, un "incompetente" repartidor de carne que dona esperma en 1980 y que ahora se desayuna con la buena nueva de que tiene 533 hijos diseminados por todo el estado.
Que el nuevo filme replique la línea argumental del anterior, vaya y pase. Al fin y al cabo, Ken Scott sólo se repite, no le está copiando a nadie. Pero usar dos veces los mismos gags y las mismas tomas es deslizarse por un autoplagio un tanto descarado. Aunque dejemos esto de lado, justificado por la lógica de la remake, seguiremos encontrando puntos flacos. El disparador temático de Una familia numerosa es atractivo, las consecuencias de la donación anónima de esperma es un asunto de discusión actual, interesante para estructurar la línea argumental. Pero el guion no termina por explotarlo y elige irse por la tangente.
533 hijos son motivos de sobra para generar una buena cantidad de escenas desopilantes. Cuando David (Vince Vaughn) se entera de que es un papá al por mayor decide ponerse en contacto (en carácter de "ángel guardián") con alguno de su retoños de probeta. Pero esa seguidilla efectiva de encuentros entre cómicos y sensibleros se esfuma cuando la trama se deja arrastrar al fondo común de la comedia norteamericana: el adorable "loser" que tiene su revancha.
Para una historia que no quiere ser moral, al tomarse tan a la ligera la cuestión de la inseminación artificial, todas las escenas sentimentales acaban estando de más. El núcleo risueño y verdaderamente funcional de Una familia numerosa no está en la relación de David con su mujer embarazada del hijo número 534, tampoco radica en el inocente lazo del repartidor con su hiperbólica descendencia. Es en las escenas de Brett (Chris Pratt), el amigo y abogado de Wozniak, donde la película se insemina de comicidad. Con sólo cuatro niños, este personaje logra hacer reír y explora las zonas más bizarras del vínculo paternal. A veces, menos es más.