Estrenada primero en el Festival de Venecia y con un paso silencioso por el BAFICI del 2017, este jueves llega a nuestros cines “Una Hermana”, la ópera prima de dos directoras argentinas, Sofía Brockenshire y Verena Kuri.
La película comienza con un auto prendido fuego, en el cual viajaba una chica de 20 años, Lupe, quien en paralelo desaparece sin dejar rastro alguno. Luego, su hermana Alba empieza a buscarla, enfrentándose a todas las adversidades posibles, como la falta de rastros, un sistema policial que parece hecho para no ayudar a nadie y la poca voluntad de los vecinos y testigos.
Es un relato muy oscuro que está contado de una forma muy interesante. No hay villano visible y de la víctima terminamos sabiendo casi lo mismo que al comienzo, ya que la centralidad de la historia no está en ella, sino en su búsqueda. El guión no sobresale pero va de menor a mayor, empieza lento y difícil, pero en su desarrollo va tomando mucho ritmo y tensión, llegando al final con nosotros agarrados de la silla.
Tiene un elenco de poca trayectoria pero que nos sorprende. La protagonista, Sofía Palomino (“Kryptonita”), al igual que el largometraje, tiene una actuación de menor a mayor y logra en los momentos de más desesperación, transmitirnos una empatía hacia ella casi a la perfección.
Lo realmente destacable es la dirección de arte de la película. Tiene una estética que va siempre a la par de la historia y maneja una paleta de colores más bien de grises opacos que acompaña perfectamente a lo que la trama busca transmitirnos con el relato. El punto fuerte está en la fotografía del film, tiene cuadros realmente hermosos por la oscuridad y sentimientos que se transmiten con un tinte poético que podríamos contemplar horas.
En resumen, “Una Hermana” es una película muy interesante, oscura, con un relato que comienza regular y termina bastante bien, acompañado por una dirección de arte muy buena, donde la fotografía se destaca.