Una hermana, retrato del vacío tras una ausencia forzada.
Una propuesta que interpela al espectador desde la injusticia y la desazón, sostenida por la actuación de Sofía Palomino, como Alba, quien busca a su hermana, una mujer joven y pobre, en este fin del mundo.
(Por Patricia Chaina (Especial para Motor Económico)) Con la gran interpretación de Sofía Palomino, como la joven que busca a su hermana, desaparecida en un pueblo casi abandonado de la provincia de Buenos Aires, Una hermana, la opera prima de las directoras Sofía Brockenshire (Canadá) y Verena Kuri (Alemania), nos ofrece una acertada descripción del vacío que genera en el entorno familiar, esa ausencia forzada. Y es su actuación lo que convierte a la película un título imprescindible para comprender el sinsentido de las lógicas corrosivas y perversas enquistadas en las estructuras sociales que juegan la trama de lo cotidiano, cuando el entorno es la pobreza, cruel y apabullante.
Un filme de bajo presupuesto y con sello social, realizado con apoyo de la Biennale College del Festival de Venecia, donde se estrenó en 2016. Al año siguiente, su buen recibimiento en el BAFICI (ganó el premio mayor en Montaje) la posicionó como una obra de su tiempo.
La fotografía de clima y el guión, que va del realismo a lo onírico; permiten dar una dimensión real al peso de la ausencia, porque allí, en la impotencia y en la tenacidad de esa hermana que busca a su hermana, en ese hijo que llama a su madre, en el silencio cómplice que tiñe las casas del pueblo, la desaparición de esa mujer adquiere densidad.
El andamiaje cinematográfico elegido, refuerza la trascendencia del vacío, al establecer el código de lo no dicho, como hilo conductor de la narración. Logra que las respuestas se pierdan cíclicamente en los meandros de un arroyo de aguas estancadas y potencia el clima de ahogo y desasosiego con un registro fotográfico que instala al paisaje de los matorrales como un protagonista activo.
La desaparición Lupe Domínguez, mujer y pobre, en un pueblo que agoniza a orillas de las vía del ferrocarril y cercano a un arroyo, es el inicio de una odisea interior, la que azota a su madre (una sensible interpretación de Adriana Ferrer), a su hermana Alba y a su pequeño hijo Mateo. Y permiten a estas directoras, formadas en la FUC; elaborar un recorrido por fuera del cine de suspenso o del policial. No se plantean la búsqueda de Lupe en función de las expectativas del espectador. Lo interpelan desde la angustia, desde la injusticia y la desazón.
Es el protagónico de Sofía Palomino, sorprendente en la humildad con que aborda al personaje, quien logra transmitir el peso de la tragedia que comienza con la aparición del coche familiar que conducía su hermana, incendiado, a orillas del arroyo, una madrugada.
Aún cuando los ajustes, o desajustes de guión, hagan visibles ciertos puntos inconexos para la lógica formal del relato, Una hermana apela a una inusual propuesta cinematográfica para plantear un tema silenciado en tiempos donde ya el silencio puede hablar. La vida real, no siempre da respuestas. La pobreza estructural es madre de injusticias. La impotencia del desamparo es difícil de retratar. “Una hermana” lo logra, gracias a la ductilidad de Sofía Palomino para interpretar a Alba, un personaje desmesurado en su tragedia y contenido por el vacío que se abre frente a su inmensa soledad.
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Ficha: Una hermana / Drama / Argentina, 2017 / Dirección: Sofia Brockenshire y Verena Kuri / Elenco: Sofía Palomino, Adriana Ferrer, Eugenia Alonso y Mateo Goménez / Duración: 68’/ Clasificación: APM 13 / Salas: BAMA (Av. Pres. Roque Sáenz Peña 1145), y a partir del 14 de junio en el Gaumont.