Crisis conyugal que resonará en muchos
Una noche de amor es lo que cada tanto necesitan todos los matrimonios, para recuperar un poco del enamoramiento que alguna vez sintieron. No es lo que inicialmente piensa hacer la pareja que aquí nos convoca. Inicialmente sólo iba a salir a comer con otra pareja amiga, sin los chicos. Pero hay cosas que no se piensan ni se esperan, crisis ajenas que ofrecen oportunidad para prevenir las que se vienen dentro de casa, si uno no cambia y se refresca un poco.
Por ahí va esta comedia que empieza con títulos ágiles, originales y juguetones pero de a poco va dejando el humor de lado, para recuperarlo cuando los personajes recuperen su cariño. La historia inserta desde el primer momento el riesgo latente en dos que se quieren pero hace tiempo que se aburren, y no tienen mayor ejemplo a seguir. Una salida resulta entonces ocasión de replanteos, desazones, discusiones más o menos civilizadas, bochornos públicos, distanciamientos, desencuentros, reencuentros y aceptaciones. Es lo que hay. A cierta altura las páginas del guión también parecen desencontrarse, pero en general predominan los aciertos. Los diálogos son exactos, los caracteres acertados, igual que los motivos de queja y los reproches. Varios matrimonios van a reconocerse en la pantalla.
Muy bien Carla Peterson y la dupla Rafael Spregelburd-María Carámbula, componiendo otra pareja que aparece de golpe y que la va de piola. El es el ganador, ella lo celebra y apuntala sin ponerse por ello en actitud de muñeca. El nuestro, en cambio, ya no causa efecto alguno en su esposa. Es lógico que por ahí sueñe con tener "otro público" (un sueño, Justina Bustos). Elogiable también el director Hernán Guerschuny, que había debutado con una comedia romántica muy especial, "El crítico", protagonizada por Spregelburd. Esta es la segunda, ya no tan romántica. Quién sabe cómo será la tercera.