Sebastián Wanraich y Carla Peterson protagonizan Una Noche de Amor. Una comedia romántica diferente, dirigida por Hernán Guerschuny.
Antes del amanecer
En Argentina, la comedia romántica es un género relativamente reciente y podría considerarse en formación si uno observa la cantidad de producciones de este estilo que se estrenan por año. Durante mucho tiempo, estos films contaron con cierta reticencia tanto de cineastas como de la crítica vernácula y fueron caracterizados como mero subterfugio estandarizado del cine mainstream para conseguir dinero. Lentamente este espacio dejó de estar únicamente reservado para las películas símil Polka de Suar y se fue abriendo a otras propuestas como Medianeras de Gustavo Taretto o Mi Primera Boda de Ariel Winograd. Películas que pueden gustar más o menos, pero marcan una distancia de las típicas fórmulas del género. Hernán Guershuny, director de este film, ya se había encolumnado con estos realizadores con su opera prima El Crítico; un ejercicio metatextual que intentaba reacomodar de una manera más que estimable el lenguaje de las comedias románticas yankees a estos pagos. A diferencia de aquél film, que contenía un fuerte sustrato personal del director, aquí Guershuny es más un vehículo para el guión escrito por Sebastián Wanraich, que deja un ratito el mundo de la radio para completar su experiencia más importante en el mundo del cine
Una Noche de Amor es la historia de un matrimonio con dos hijos que tiene la inusual oportunidad de salir solos por una noche. Durante esta travesía deberán lidiar con diversos contratiempos y el propio desgaste de su relación. A pesar de que el foco parece ser la pareja, la perspectiva que se nos muestra es la de Leonel (Wanraich), un guionista neurótico y adinerado (no, no es Woody Allen), por momentos agradecido y por momentos arrepentido de ser el esposo de Paola (Carla Peterson), su cónyuge psicóloga. Los conflictos del verdadero protagonista del film se encuentran atravesados por una aparente dicotomía entre la aburrida paternidad rutinaria y la hipotética excitante vida de soltero con la que fantasea en sus momentos de soledad. Esta idea se subraya con cada interacción del dúo protagónico con los personajes secundarios, algunos de ellos muy bien escritos y actuados (Rafael Spregelburd y Soledad Sylveira) pero algo exagerados en función a su lugar en el guión. Así y todo, siguen siendo la mejor parte de una película donde la dinámica de los actores principales no está del todo aceitada.
Larry David en Argentina
La trama no está construída a partir de la clásica estructura de tres actos (Planteamiento – Confrontación – Resolución) donde no hay grandes eventos y vueltas de tuerca sino que está dispuesta en una manera más naturalista cercana a la trilogía de Linklater (Antes de….) donde todo – o más bien nada – sucede en una noche. Las otra gran referencia es Seinfeld, serie citada explícitamente en la película y de la cuál Wanraich toma el principal concepto dramático de George Constanza/Larry David: “THE SHOW IS ABOUT NOTHING” o “El show es sobre nada”. Y aunque es interesante observar como se desarrolla esta veta en un espacio tan diferente de su contexto original, la iniciativa no se termina de articular, logrando así una irregularidad en el ritmo y especialmente en los chistes. En otras palabras, no se puede sostener esta estructura sin ritmo fluido en los diálogos y una química especial en la pareja. Esto último es quizás el mayor desacierto del film, hay cierta rigidez actoral en Sebastián Wanraich (queda en evidencia cuando se escucha el doblaje en las escenas) que impide el funcionamiento del engranaje narrativo, tal vez se deba a que el comediante se desenvuelve mejor en espacios donde se permite la improvisación como en la radio o en el teatro.
Conclusión
Una Noche de Amor es una propuesta original pero con desaciertos que la alejan de su verdadero potencial. Una comedia romántica que empieza bien y se desinfla conforme pasa el tiempo.