Enredos y confusiones sin inspiración
Phil (Steve Carell) y Claire Foster (Tina Fey) forman una pareja con dos hijos y un hogar en los suburbios de Nueva Jersey. Cuando deciden ir al restaurante más popular de Manhattan sin reservas, comienza el conflicto: Los Foster terminan haciendose pasar por los Tripplehorns, una pareja de ladrones que son perseguidos por un par de policías corruptos.
El film no resulta ni gracioso ni entretenido, a pesar de tener persecuciones, acción y malos entendidos. La única escena que vAle la pena es la del restaurante, cuando Los Foster imitan y colocan voces a los diálogos de las parejas que se encuentran en las mesas vecinas. Sólo eso en extensos ochenta y ocho minutos.
Carell no logra despertar la sonrisa ni con su look de “looser” ni con sus morisquetas. Tampoco lo hace Tina Fey, con el humor ácido que supo desplegar en 30 Rock. La trama, alimentada por confusiones, presenta los cameos de Mark Ruffalo, Mark Wahlberg y Ray Liotta, cuyas participaciones no agregan demasiado. Y mucho menos, los bloopers que se ven en los créditos finales.
El tema de la falsa identidad podría haber sido aprovechado con los resortes propios de los films de suspenso de Hitchcock, pero quedan a fuego lento y con poca cocción. Y... sigue la lista de comedias tontas "made in Hollywood".