Otra cita que termina mal
La reunión amenazaba con comedia garantizada: Steve Carrell, el actor que hace relucir Virgen a los 40, Pequeña Miss Sunshine y hoy encabeza la versión estadounidense de The Office, más Tina Fey, guionista y actriz de Chicas malas y de la comedia televisiva del momento, 30 rock. Sin embargo, esa comicidad sutil que ambos logran por separado en la TV, en pantalla grande y juntos se diluye. En las series que ambos protagonizan, la clave está en el desarrollo de sus personajes bien definidos, con sus tics explotados en situaciones guionadas al detalle. Y eso es lo que falta en Una noche fuera de serie.
El director, Shawn Levy (Una noche en el museo) cuenta una historia con buen ritmo, conflicto y fin, pero en lugar de dar espacio al desarrollo de sus personajes (incluso cuando tiene en sus manos a dos grandes actores de comedia) o a enredos que tengan un poco más de gracia (en todos los sentidos de la palabra), se queda en algunos gags y escenas de acción y humor efectivas pero previsibles: ahí está la persecución de autos en las calles de Nueva York, más allá aparece el baile ridículo que siempre funciona (Stiller lo exprimió mejor, de todas maneras, en Mi novia Polly), más acá la escena policial con terraza y helicóptero incluido. Y ya.
El resto, es historia: una pareja de casados con hijos, los Foster, intentan avispar su matrimonio con una cita a solas. No hay lugar libre en el restaurante, así que se hacen pasar por otra pareja, los Triplehorn, y se quedan con la reserva de su mesa. Pero los Triplehorn resultan ser unos estafadores a los que persiguen unos mafiosos, que a partir de entonces perseguirán a los tiros a los Foster creyendo que son los chantajistas.
Así, un matrimonio tranquilo se enreda en aventuras policiales que les da la adrenalina que perdió su vida cotidiana. Levy aprovecha poco la expresividad de Carrell y Tina Fey queda atrás, excepto por algunos monólogos neuróticos en los que asoma lo que mejor hace. La aparición breve de James Franco y Mark Walhberg añaden un plus a la historia.
Por lo demás, el filme apela a eso que les pasa a tantas parejas que ya "se conocen demasiado" y no tienen más tiempo que para la casa, los chicos, la escuela y la oficina. En ese sentido, esa fantasía de adrenalina puede resultar un buen escape pochoclero, para reírse un rato o dos.