Shawn Levy, director de comedias infantiles y familiares, intenta ajustarse al tipo de comedia que acostumbran realizar Steve Carell y Tina Fey. Sin embargo, al momento de la ejecución, ambos actores terminan presos de un guión que les da poco lugar para la comicidad, en un enredo previsible y reproducido hasta el hartazgo, que le abre el espacio a lo policial, pero que nunca consigue traducir lo disparatado del enredo en algo propiamente cómico.
La combinación protagónica inédita daba lugar a la esperanza. El comediante cinematográfico del momento y una de las actrices y guionistas más deslumbrantes de la comedia televisiva actual, el protagonista de la remake americana de The office, y la creadora y cabeza de reparto de 30 Rock, otra exitosa serie televisiva. Con Steve Carell ya no hace falta probar nada, y a Tina Fey la hemos visto actuando y hasta escribiendo comedia para cine. Bastaba ver si entre ellos había química suficiente y si el guión que les tocaba interpretar los merecía. Date night nos muestra que les sobra química, pero han hecho lo posible con un material que se vale excesivamente de sus rostros desencajados para generar muy pocas risas.
Desde el enredo que genera el vuelco hacia el policial (la pareja protagónica, harta de la rutina familiar, se hace pasar por otra para conseguir lugar en un restaurant de moda, y son confundidos por unos matones que buscan a la pareja en cuestión), no hay mucho, salvo un par de gags y, especialmente, la interacción de la pareja con el personaje de playboy que interpreta Mark Wahlberg, que nos pueda hacer recordar que esto se trata de una comedia. Y aunque la trama avanza sin problemas, atenta en los tiempos a la fórmula de lo que una comedia policial debería entregarnos, las situaciones que describe no generan la risa esperada, y hacen falta muchos más gags para que podamos considerarla una comedia hecha y derecha.
Mientras tanto, tenemos a Carell y a Fey, que con sus respectivas caras de susto intentan, y por momentos logran, ocultarnos la falta de comicidad de esta supuesta comedia, acompañados por un elenco efectivo (el mencionado papel de Wahlberg, la pareja interpretada por Mila Kunis y James Franco, que merece muchas más escenas que las que tienen, y Ray Liotta, por enésima vez en su típico rol de mafioso) pero que no alcanza para hacer de esta película una comedia policial equilibrada, con su necesaria dosis de humor, sumada a la acción que no le falta.