Esta semana tenemos la oportunidad de disfrutar a Liam Neeson en dos estrenos radicalmente diferentes.
En el caso de Una noche para sobrevivir se trata de la tercera colaboración del actor con el realizador Jaume Collet-Serra, luego de Desconocido (2011) y Non-Stop: Sin escalas (2014).
A diferencia de los filmes anteriores que se centraban en la acción pura, esta producción se enfoca más en el género policial, donde Neeson interpreta a un personaje diferente de los clones de Bryan Mills (Búsqueda implacable) que encarnó en el último tiempo.
Creo que entre las producciones que brindó este equipo Una noche para sobrevivir es la más sólida, ya que fusionó mejor el suspenso con el drama y los actores del reparto tuvieron la oportunidad de destacarse más en la historia.
El film tiene un comienzo lento, donde el director se toma su tiempo para presentar bien a los personajes principales. Sin embargo, a partir del momento en que se dispara el conflicto principal la narración de Colet-Serra se concentra en el suspenso y consigue mantener la intriga hasta el final.
Debido a que todo el argumento se desarrolla en un par de horas, las situaciones de peligro son constantes para los protagonistas y esto genera que la trama sea muy atractiva.
A diferencia de Non-Stop, donde el director presentó secuencias de acción más grotescas que traían al recuerdo las películas que se hacían en los años ´90, en este proyecto abordó el género con un enfoque diferente.
En Una noche para sobrevivir todas las escenas de tiroteos fueron realizadas con más realismo y el protagonista no desafía las leyes de la física como ocurría en Búsqueda implacable 3.
Si a esto le sumamos los buenos momentos que tiene Neeson junto a Joel Kinnaman (Robocop) y Ed Harris esta es una apuesta segura en el cine.
Es decir, si bien no es una producción que haga historia en el género, brinda un film decente de acción y suspenso que logra ofrecer un buen entretenimiento.