Los hijos son sagrados
Las pericias del catalán Jaume Collet-Serra en el género de acción, pero más precisamente con la capacidad de amalgamar buenos personajes en tramas atractivas y llevaderas, se acrecientan con un puñado de títulos como Sin escalas (2014) y ahora Una noche para sobrevivir, nuevamente con la participación de Liam Neeson, actor que por estos azares de las distribuidoras locales aparecerá en otro estreno de la semana, pero en un tono melodramático, completamente diferente al que nos compete.
Uno no puede dejar de pensar al ver esta película en el anticipo de un duelo actoral con otro actor de fuste como Ed Harris, en este caso antagonista y para una historia donde no hay héroes pero tampoco antihéroes, sino la pugna de dos padres por defender el honor de sus hijos. Claro que un hijo merece que le ocurra lo peor, por su ambición desmedida, y el otro merece la redención por hacer bien los deberes cristianos occidentales.
Sin entrar en detalles, lo único que se debe esperar es un film que apela a la estructura del policial hardcore para enfrentar estos dos pesos pesados en el vertiginoso escenario de una noche, donde pasa absolutamente de todo y obviamente la violencia, persecuciones, tiros y cosa “golda” está a la orden del día.
Con un Collet-Serra en piloto automático, aunque el término no implica automatismo alguno, sino precisión narrativa, el relato fluye y encuentra momentos de solaz y esparcimiento sin forzar demasiado los hilos de la trama, la cual avanza por los carriles tradicionales y adopta a veces un cruce verbal con diálogos precisos para dar peso dramático a estos dos lobos en un mundo repleto de ovejas.
Sin embargo, algunas concesiones del guión y cierta moralina molesta empañan, por decirlo de algún modo, las intenciones sin segundas lecturas, a pesar de que eso no ocupe el centro de todo y por suerte prevalezca la más pura acción y adrenalina.