Peculiar y sorprendente, esta es la película de un joven marplatense, Mauro Andrizzi, filmada en China, con actores chinos, en clave fantástica y surrealista. Una verdadera rareza que, además, destaca por su osadía: dos vagabundos, que viven de lo poco que pueden robar y vender, encuentran las pertenencias de un señor ya fallecido. El hombre, desde el más allá, les encarga que roben el ataúd de su amada para seguir unidos en la muerte, según la tradición de los “casamientos fantasma” que se remonta, se lee al principio, al siglo XVII.
Absolutamente delirante, graciosa y libre, esta especie de fábula urbana y descabellada tiene a la ciudad de Shangai como otra protagonista: su arquitectura, sus comidas y moteles, sus maravillosas parejas de novios posando sobre los puentes. Un más que simpático ejemplo de que, con ganas, ideas y poco dinero, se puede soñar, imaginar y hacer.