Homo Eroticus Súper Gay
¿Jim Carrey interpretando a un policía de pueblo chico con doble personalidad? ¿No se trata, acaso, de Irene y yo y mi otro yo, la salvaje y muy graciosa película de los hermanos Farrelly? Pues no, aunque se pueden establecer algunas similitudes o paralelismos con la obra que nos compete, intitulada I Love You Phillip Morris en su idioma original y pedestremente traducida al español por la distribuidora local como Una Pareja Despareja. De hecho, como en aquella comedia de 2000, también aquí hay dos realizadores responsables de poner en imágenes una de las historias más extremas –desde un plano sexual al menos- que haya encarado el actor canadiense de The Truman Show hasta el día de la fecha. La diferencia más notoria es que el personaje de Carrey no está escindido psicológicamente como el Charlie/Hank de Irene… pero aún así esconde un alter ego que se revela de la forma más brutal a los diez minutos de iniciada la proyección.
La narración en off en primera persona del protagonista Steven Jay Russell (Carrey) –con algunos resabios de la modélica Belleza Americana por cómo se subvierten los típicos valores burgueses/familiares- conforma muy rápidamente un estilo ya asimilado por el cine independiente de los Estados Unidos, en el cual se llama a las cosas por su nombre sin condescendencia y con bastante osadía. Claro que no siempre veremos a Jim Carrey encarnando a un hombre común que experimenta una epifanía luego de sobrevivir milagrosamente a un accidente vehicular (advertencia digresiva: parece que si escuchás Dance Hall Days del dúo Wang Chung en el stereo del auto tenés pocas chances de llegar vivo a tu casa) para terminar confesando a propios y extraños su condición de gay y abrazarse sin culpas a una vida hedonista contrapuesta a los principios conservadores que la regían hasta el momento… La escena en la que se pone de manifiesto explícitamente las preferencias sexuales de Steven –una muy incómoda para el espectador desprevenido aunque el remate sea gracioso- ha provocado tal conmoción que la película sigue permaneciendo inédita en su país de origen. (Pacatos y mojigatos los hay en todas partes…). El compromiso de Carrey con este proyecto queda más que en evidencia así como la intención de sus autores-directores: la onda es ésta, señores… (Wong-Kar Wai había utilizado un recurso parecido en Happy Together).
Las peripecias criminales de Steven Jay Russell fueron encadenándose sin pausas a partir de su nueva etapa pro orgullo gay. Mantener los lujos y el confort de una existencia a todo trapo no es posible con un sueldito de empleado por lo que nuestro anti-héroe descubre que con pequeñas estafas los ingresos están asegurados. Primero para darle los gustos a su pareja Jimmy (breve aparición del brasileño Rodrigo Santoro) en una soleada Miami y, tras ser descubierto y encarcelado, para brindarle lo mismo al Phillip Morris del título (extraordinaria actuación del por lo general subvalorado Ewan McGregor) a quien conoce en prisión. La comedia de Glenn Ficarra y John Requa no es más que una actualización para los tiempos modernos de un cuento clásico en el que el marido opera por fuera de la ley para que su media naranja (ingenua, dulce y de pocas luces) no se percate de que es un delincuente (en este caso reincidente). Lo que saca a Una Pareja Despareja del más rancio lugar común es el brillante detalle de que la mujercita es esta vez un varoncito… Al subvertir el género del consorte el argumento cobra otro sentido, más anómalo y “original” si se quiere aunque las situaciones tiendan a repetirse en demasía (defecto quizás atribuible al libro de Steve McVicker en el que se basa: “I Love You Phillip Morris: A True Story of Life, Love, and Prison Breaks”).
La cantidad de veces que Russell fue preso y logró escapar mediante insólitos subterfugios, brillante dialéctica y oportunos disfraces (que han dejado muy mal parado al sistema penitenciario y judicial de los Estados Unidos) para continuar con su raid de desfalcos le valió una notoriedad tan grande como para ganarse varios apodos “de guerra” (entre ellos Houdini o King Con, o sea Rey de la Estafa) y, tras su última visita a la cárcel en 1998, una ampliación a 144 años de la condena inicial. Casi al mismo nivel de Frank Abagnale Jr., aquel imberbe interpretado por Leonardo DiCaprio en la Atrápame si puedes de Spielberg…
Ficarra y Requa, guionistas de esa fabulosa comedia negra que fue Un Santa no tan Santo, han sabido extraerle el máximo provecho a dos señores actores como Carrey/McGregor que forman una dupla sensacional. Si la obra no termina estando a la altura de semejantes intérpretes tiene que ver con las reiteraciones ya aludidas en una trama por demás anecdótica y, más que nada, por aquello de que “aunque el mono se vista de seda…”. Reconozco el rasgo de ingenio planteado –astuta, irreverentemente- por los autores pero a esta película ya la vimos…