«Cruzando los dedos para que todo vaya según el plan»…
Después de producciones televisivas como «The Gigolo», llega la ópera prima de la alemana Eliza Shroeder. Una feel-good movie, con aires esperanzadores, donde se aborda el amor, el optimismo, y las segundas oportunidades. Además, es una suerte de homenaje que realiza la directora a su madre ya fallecida, el cariño puesto en el proyecto deja al público un título amable y entretenido.
«Una pastelería en Notting Hill» («Love Sarah»), es un drama con algo romance y una pizca de comedia, al estilo de esas clásicas cintas como «Como agua para chocolate» y «Una pastelería en Tokio», incluso con pequeños roces a «Chocolat», con un entrañable clima que nos hace recordar a «Notting Hill» y «Love actually».
Luego de una tragedia se abre una brecha donde los caminos se vuelven a unir y reunir, lo que nace del infortunio crea un cordón hacia nuevas oportunidades. Decidida a cumplir el sueño de su difunta madre de abrir una pastelería en Notting Hill, la joven Clarissa (Shannon Tarbet) pide ayuda a la mejor amiga de su madre, Isabella (Shelley Conn), y a su excéntrica abuela, Mimi (Celia Imrie). Estas tres generaciones de mujeres necesitarán superar el dolor, las dudas y las diferencias para honrar el recuerdo de su amada Sarah (Candice Brown) mientras se embarcan en un viaje para establecer en Londres una tienda llena de amor, esperanza y coloridos pasteles.
Una historia sencilla que deja un mensaje enternecedor sobre uniones y reconexiones, la lucha por aspiraciones y el amor imprevisto. Una exquisita fotografía que nos adentra en un relato agradable en que los sueños, la familia y el amor son protagonistas junto a un delineado correcto de personajes que ensamblan muy bien con la historia, de cómo se vive el duelo tras el fallecimiento de un ser querido. También habla sobre el arrepentimiento, sobre saber mirar alrededor y ver las necesidades de los demás. Celia Imrie está deslumbrante en su papel. El guion tiene todos los elementos necesarios para conformar un cálido drama entretenido con una profunda reflexión, a pesar de que sus personajes por momentos se tornan muy ligeros. Aun así su ritmo ameno nos regala un eficaz y grato film sobre relaciones interpersonales. Es una emotiva historia de superación de tres mujeres que consiguen vencer sus diferencias y aliarse para cumplir un sueño en común.
Se hace foco en que los finales son apenas principios de un comienzo infinito, no darse por vencido, aunque las cosas no sucedan como se esperan, y que siempre hay un nuevo amanecer que nos ofrece una nueva oportunidad cada día de ir por aquello que tanto deseamos. Y que todo lo que se hace con amor se repliega más allá de nuestra propia existencia como permanencia, el amor vive en todo lo que hacemos dejando una huella, incluso cambiando la existencia de alguien más… a pesar de los clichés y una evidente falta de ambición narrativa está llena de amor, esperanza y color.
En síntesis, «Una pastelería en Notting Hill» es una cinta sobre el dolor, el arrepentimiento, la superación y el amor. Cómo se continua después un hecho trágico e inesperado, la transición de ese duelo junto a una exploración mordaz y triste al mismo tiempo que esperanzadora. Una historia sencilla, fresca y llena de luminosidad. La película profundiza en ellos de forma positiva y alegre convirtiendo el relato en un drama «feel-good» sumamente placentero.