Hay algo de universal en este relato de Naomi Kawase que parte de una particular comida japonesa para relatar una historia de amor, amistad, y, principalmente, lucha y esfuerzo.
La “pastelería” que alude el título local, no es otra cosa que un pequeño puesto de dulces atendido por un hombre que esconde un secreto. La llegada de una joven modificará sus estructuras y también su manera de ver la vida, regalando una narración clásica en una película que busca emocionar desde el primer segundo.