Es una historia sencilla, poética, emotiva, delicada y tierna, donde la directora japonesa Naomi Kawase pone todo su encanto a través de los árboles de cerezo y almendros en flor y un dulce de dorayakis, se van generando hermosos climas, y en mucho favorecen los sonidos y la fotografía.
Cuenta con muy buenas interpretaciones de Masatoshi Nagase, Kirin Kiki y Kyara Uchida, muestra unión, la libertad, el amor, la sabiduría y nos deja varios mensajes positivos.