Andy Serkis se pone un traje y es capaz de cualquier cosa. Puede convertirse en un monstruo obsesionado con una mágica sortija, de espalda encorvada y piel extremadamente pálida. Puede convertirse en un simio que lidera una insurrección de primates. Puede convertirse en otro simio, más grande y menos elocuente, que escala edificios y se levanta rubias. Ahora, Serkis enfrenta su mayor desafío: convertirse en un director de cine. "No es tan difícil", dirán ustedes. "Si Ben Affleck puede hacerlo, cualquiera puede". Pero les recuerdo esto: no hay traje de captura de movimiento que pueda convertirte en un gran cineasta.
Todo parece indicar, sin embargo, que Serkis era la persona indicada para dirigir Una Razón Para Vivir (título original: Breathe) porque, después de todo, habría que preguntarse: ¿quién más podía enseñarle a Andrew Garfield a hablar como Gollum mejor que el mismísimo Gollum? Garfield interpreta a Robin Cavendish, un joven inglés quien, poco después de casarse y de enterarse que iba a tener un hijo, contrae polio y queda paralizado del cuello para abajo.
Incapaz de respirar sin la ayuda de una máquina, Cavendish le pide a su esposa Diana, interpretada por Claire Foy, que lo deje morir y rehaga su vida. Ella le dice de manera muy británica que se deje de joder, y la pareja se dedica a crear mejores condiciones de vida para la gente discapacitada. Al principio parece que va a ser Diana quien lleve la batuta en el filme, pero inevitablemente es el personaje de Garfield el que domina el drama.
Y no podía ser de otro modo. Una Razón Para Vivir se salva de caer en los pozos de cursilería hacia los que parecía estar cayendo en picada desde el minuto cero, no tanto por el esfuerzo respetable de sus creadores, sino más bien por el esfuerzo sobrehumano de Cavendish. Su historia realmente es de no creer. Y Serkis, Garfield y Foy le sacan todo el jugo que pueden para crear un melodrama que golpea, pero que no ofrece mucho más que eso.
El año pasado, Garfield fue nominado al Oscar por Hacksaw Ridge mientras que Foy recibió un Globo de Oro por la excelente serie de Netflix, The Crown. Seguramente esto no vaya a repetirse con sus actuaciones aquí; si bien son respetables, tampoco logran destacarse de cualquier otra actuación de "Inválido con Historia Inspiradora" y "Esposa de Inválido con Historia Inspiradora". Ni el guión va más allá de lo que se espera en una biopic para llorar.
Un dato interesante: el productor de esta película es Jonathan Cavendish, hijo de Robin y Diana Cavendish. Según un título antes de los créditos, él hizo esta película para celebrar la vida, los logros y el amor de sus padres. No hay ninguna vergüenza en ser honesto sobre eso: Una Razón Para Vivir no es una gran película ni de cerca, pero la dedicación de sus creadores hace que su mensaje llegue a nuestros ojos y a nuestros corazones ❤ ❤ ❤
VEREDICTO: 6 - TRAJE DE CAPTURA DE SENTIMIENTO
Mi mamá se duerme en el sillón mirando mejores películas que esta, pero eso no quiere decir que Una Razón para Vivir no se disfrutable y, por momentos, sumamente emotiva. Para quienes busquen una para moquear mucho sin pensar demasiado, ésta sin duda alguna será su mejor opción.