Músico e hijo único, Ronnie Spivak tenía 25 años; acaba de morir. No se especifica la enfermedad, pero su carácter deletéreo es indudable. Nada se sabrá de Ronnie, ni siquiera habrá una imagen de él, excepto una fotografía de la infancia donde se lo ve de espaldas. Por definición, es imposible ver a los muertos: la inmaterialidad los define, la ausencia eterna. Por eso no es fácil para los vivos sobrevivirlos, y menos aún si se trata de un hijo.