El cine de Terence Davies es único, de esos que contemplan estructuras cinematográficas ya poco empleadas para revisitarlas con completo entendimiento de su labor, tarea similar a la realizada por Todd Haynes en su reciente film Carol o a lo hecho por el fallecido Raoul Ruiz. En A Quiet Passion no se construye un drama de época con manteles bordados y opresión como en el cine de James Ivory, sino con diálogos punzantes que apelan a la comicidad, sin perder la seriedad en ningún momento. Aquí Terence Davies se detiene en una composición sobre la vida de Emily Dickinson (Cynthia Nixon), poetisa estadounidense que impuso una métrica y una puntuación muy personal en sus trabajos, a comparación con sus contemporáneos.
Son muchos los puntos en común que la biopic posee con la obra de Jane Austen o Emily Brontë (a las que se hace referencia en el transcurso del film). En este caso particular, existe una fundamental diferencia referida al aggiornamiento, especialmente presente en las charlas diarias que Emily entabla con su hermana Lavinia (Jennifer Ehle). Debido a que Dickinson rara vez visitaba exteriores y tenía fobia a las visitas, la mayor parte del metraje transcurre en interiores precariamente iluminados dentro de la mansión de los Dickinson; este uso de la luz nos reenvía instantáneamente a otros films en los que se empleó luz natural, como por ejemplo Barry Lyndon (1975). Hoy la tarea quedó a cargo del director de fotografía alemán Florian Hoffmeister, quien ya había trabajado previamente con Davies en la excelente The Deep Blue Sea (2011).
El clan familiar, compuesto principalmente por dos padres burgueses, no intenta ocultar las diferencias sociales de la época, como el avasallamiento masculino sobre la mujer. En cambio, los tres hijos del matrimonio dedican su tiempo a largas charlas en las que contemplan los desengaños amorosos, los bailes, la conquista, la soledad, las enfermedades, la ética y la moral contraídas.
Ante esta problemática, Emily plantea una postura y mirada feministas, con anhelo de equiparación en una sociedad muy desnivelada y batallando con solidez y extremismo, características que no le permiten concretar una relación amorosa a lo largo de su vida. El film está dividido en distintas etapas de la vida de Emily, partiendo de una joven que comienza rebelándose contra el fanatismo religioso y cuestionando la existencia de un Dios. Este puntapié inicial marca en gran medida todo lo que sucederá en el film: la demostración de templanza y dureza de Emily está siempre presente.
La performance de Cynthia Nixon (Sex and the City), en el rol de Emily, es increíble. Un trabajo sin reparos y de excelencia, que se amolda a la demanda física y a varios cambios de tono a lo largo del film: sin dudas es su mejor trabajo actoral hasta la fecha. Acerca de Terence Davis, sólo puede decirse que aquí ha creado una nueva obra maestra.