Por fin se estrena Una villa en la Toscana, puesto que ya fue vista en los cines europeos en el 2020, una coproducción entre Reino Unido e Italia que en Argentina recién hace su aparición el próximo 28 de julio.
El título no sugiere mucho, podría ser cualquier cosa, pero es una comedia, por ende, conjunta un poco de drama, un poco de amor, enredos y fin. Nada nuevo bajo el sol salvo que es protagonizada por Liam Neeson y su hijo Micheál Richardson, además de que cierta parte de la trama parece bastante biográfica.
En fin, vamos a lo importante: Liam. Esta vez no va a rescatar a ninguna hija perdida, nada de acción en trenes, nada de armas, ni venganza. Tampoco interpretará a un padre abnegado sino lo contrario. En esta ocasión será Robert Foster, un artista plástico (pintor) que ha perdido a su esposa en un accidente y en el intento de “resguardar a su hijo” del dolor resulta que se distancian. Por el otro lado, Micheál Richardson hijo de Liam (en todos los multiuniversos) encarna a Jack Foster y el conflicto se planteará a partir de su divorcio y la necesidad de obtener dinero para comprar la galería de arte donde trabaja. Por estos motivos y con el corazón roto, decide vender la casa de la Toscana, herencia que le dejó su madre y que comparte con su padre, con quien poca relación tiene.
Ambos viajan a Italia y allí intentando reconstruir una casa que fue abandonada por veinte años, igual que su relación, ambos protagonistas se irán acercando y restableciendo el vínculo padre-hijo. En medio de los paisajes toscanos, los fideos, el queso, el pan y un tomate también se desarrollará una historia romántica entre Jack y Natalia (Valeria Bilello) en donde ambos podrán dejar atrás las historias con sus exs.
Esta es la primera película dirigida y guionada por James D’Arcy, “tal vez lo recuerden” por su actuación en Dunkerque (2017), aunque yo me acuerdo de Harry Styles, o en Avengers: Endgame (2019).
La actuación en Una villa en la Toscana no me pareció buena en general y con certeza podemos decir que la culpa no es de Liam Nesson, tampoco de su hijo, que bastante bien se las apañó en Venganza bajo cero (2019), y menos que menos de Lindsay Duncan, por lo que me parece que D’Arcy no ha hecho un gran trabajo. En cuanto al guion, incluso en los clichés favorables, es decir, los que nos encanta ver en cualquier peli de romance, es malo, poco ingenioso y hasta aburrido.
Una villa en la Toscana es olvidable (perdón Liam), yo no iría a verla, a menos que tu intención sea chapar toda la película con tu cita, en ese caso es perfecta, no te vas a perder de nada e incluso el aburrimiento capaz te ayuda.