El animé japonés no es sólo robots, monstruos y peleas: es un arte a parte entera donde caben todos los géneros y tonos. Este film es un melodrama romántico realizado con especial delicadeza. Una chica sorda es maltratada por un compañero de colegio. Años después, ese compañero la busca para conseguir un perdón. Pero hay otras historias laterales, otros muchos elementos que giran de manera muy delicada alrededor de los protagonistas. Es cierto que el dibujo japonés “se parece siempre”, pero es el resultado de una tradición. En ella caben todos los tonos. La película, basada en un manga, tiene todos los elementos que nosotros conocemos de la telenovela, pero los destila con enorme gracia para dejar lo sustancial. En esos momentos, aflora una emoción genuina que es fruto del juego entre el diseño y la trama, indisociables. Un film para destruir prejuicios.