Uncharted está basado en una serie de videogames realistas en la que todo es pasar de peligro en peligro y conseguir un tesoro. Fin. ¿Fin? Uncharted pertenece a esa generación de VG que se inspiran en los modos y la sofisticación del cine. Hacer una película es un poco rizar el rizo, tomar de la mecánica interactiva el relato. Aquí es donde aparece, con luces y sombras, el realizador Ruben Fleischer, sobre todo un humorista (Zombieland, la primera Venom) cuyo estilo consiste en tomarse más o menos en serio a los personajes y nada en serio el mundo en el que les toca. Aquí hay un mapa, un héroe que perdió a su hermano, un enorme tesoro, una amistad y un villano. Y muchas escenas de acción, aunque el gran despliegue digital (paradójicamente dado el material visual) es menor que en otros productos similares. No hay mucho más que eso, pero alcanza para que sintamos que no perdimos dos horas.