El tema con las comedias de acción y aventuras es más o menos el mismo. Si los protagonistas son dos, además de tener un buen villano, tiene que existir eso que suelen llamar química entre los que encabezan el elenco. Y Tom Holland, el “nuevo” Spider-Man -aunque ya apareció 7 veces como Peter Parker- y Mark Wahlberg la sostienen. Se nota a la distancia, desde la platea hasta la pantalla.
Porque Uncharted: Fuera del mapa se basa en el archifamoso videojuego, y se exhibe solamente en cines. No acepten copias piratas.
Como no aceptarían una copia del videojuego.
Como sea, mejor que esto suceda, porque Uncharted: Fuera del mapa es una precuela, donde conocemos cómo Nathan Drake (Holland) conoce a Sully (Whalberg), así que esto va a dar para más películas. Lo que se dice, es el comienzo de una hermosa amistad, tal vez no como la de Casablanca. O de una nueva franquicia.
Cuando Nathan conoció a Sully
La adaptación del video juego de PlayStation tiene a Sully acercándose a Nathan en el bar donde el más joven trabaja como bartender y mozo, y es un carterista de manos rápidas. Le propone ir tras el botín de Fernando de Magallanes, una pila de oro que vaya uno a saber dónde se encuentra. Porque, como se dice en varias oportunidades en Uncharted nada está perdido hasta que se lo encuentra.
Nathan perdió el rastro de su hermano cuando éste se escapó del orfanato en el que convivían, y Sully, que dice menos de lo que sabe, le dice que, juntos, podrían encontrar el oro y al hermano.
La película mezcla, porque el verbo le calza mejor que combinar, un poco de Indiana Jones (Nathan es un erudito) con La leyenda del tesoro perdido, aquélla con Nicolas Cage, un poco de Tras la esmeralda perdida, y casi nada de la más reciente Jungle Cruise, la que le sonará a los millennials. Porque Uncharted está pensada para un público joven, que no haya visto muchas de acción y así pueda sorprenderse más.
Para llegar al tesoro hay que, primero, conseguir una cruz, que se subasta y que el malo de turno (Antonio Banderas, que ordena y escupe tan bien en español como en inglés) tiene entre sus ojos. Proviene de una familia de alcurnia, los Moncada, pero más que limpiar su nombre no le molesta ensuciar su apellido con sangre siempre que consiga los miles de millones de dólares o euros que significa el botín.
A los mencionados se suman Sophia Ali (de Grey’s Anatomy) y Tati Gabrielle, de un lado y del otro de las bandas en pugna, que viajarán de Nueva York a donde sea necesario.
La película cambió varias veces de director. Y de elenco, hasta que finalmente logró plasmarse. Wahlberg estuvo en el proyecto, y lo sobrevivió. En una época iba a dirigirlo David O. Russell (El lado luminoso de la vida) y en el elenco estaba también Robert De Niro. Y encontró en Ruben Fleischer (Venom) al director adecuado, y en Holland al actor necesario.
Y para quienes se queden a ver los créditos, al margen del consabido adelanto de lo que vendrá, pueden detenerse en un nombre perdido en el reparto. No, el guardia del museo del comienzo no es conocido, pero se llama Jesús Evita.