Así como en Transit Christian Petzold mostro las raíces del nazismo y la discriminación racial en un mundo actual, jugando como nadie con el melodrama, en esta su nueva película escribió y realizó una historia singular y seductora, que habla de amor y actualidad. Se mete con el mito griego de Ondina, devenido en leyenda romántica germana, pero construye como nadie una historia de amor como si fuera un thriller que asume sus elementos fantásticos pero no olvida su mirada profunda sobre la sociedad alemana. La protagonista trabaja en un museo mostrando las maquetas de Berlín, y cuenta sus orígenes y permanentes transformaciones, con el ansia de olvidar pasados. Ella asume el amor y su leyenda, cuando su pareja la abandona y ella le anuncia su muerte, como asegura el mito. Pero el amor asume su fuerza en otro hombre que conoce casualmente y la ninfa-mujer de hoy se rebela y enfrenta su destino. Con la misma pareja protagónica de su film anterior Paula Beer, Franz Rogowski el film se potencia y se apodera del espectador contemporáneo con sus elementos fantásticos y su fuerza de amores contrariados en un mundo que descree de ellos y marca como una ciudad reconstruida de sus cenizas olvida que tiene sus pies hundidos en un pantano. Un pantano habitado por esta leyenda subyugante.